El túnel (segunda parte)

Hola de nuevo!

La anterior entrada terminaba cuando fuimos al ginecólogo para que nos hiciera las pruebas que se suelen hacer cuando una pareja lleva más o menos un año intentando quedarse embarazados y no lo logran. Al tener seguro privado, no tuvimos que esperar nada, y nos hizo diferentes pruebas:

• Análisis de sangre en dos días determinados del ciclo menstrual para comprobar ciertas hormonas.
• El espermiograma de Miguel.
• Una citología.
• Una histerosalpingografía (es una prueba en la que introducen contraste a través de la vagina para ver si hay algún problema de obstrucción en las trompas de Falopio que impida llegar al espermatozoide o que se produzca la fecundación).
• Una ecografía.

Las pruebas no dijeron más de lo que ya sabíamos. Lo de Miguel estaba bien y lo mío, pues lo que ya sabíamos (endometriosis y que al tener sólo un ovario la reserva ovárica no está bien del todo).

A la vuelta del verano, decidimos ir a la Seguridad Social, ya que en lo privado era mucho dinero. Nos llamaron para la primera consulta en noviembre de 2012. Menos mal que ya teníamos todas las pruebas hechas y eso iba a ser “rápido”. Solo nos tuvieron que hacer una serología porque eso no nos lo hicieron en el médico privado. Y… ¡sorpresa! Resulta que cuando me vacunaron de pequeña de la rubeola, mi cuerpo no había generado las defensas que tenía que generar, por lo que me tuvieron que vacunar de nuevo de la rubeola… No os imagináis el bajón que eso supuso… Eran dos vacunas, una en febrero y otra en marzo. En un principio nos dijeron que teníamos que esperar 6 meses después de las vacunas para seguir intentando quedarnos embarazados, porque si se lograba el embarazo, sería peligroso para el futuro bebé. Menos mal que cuando volvimos a consulta en la unidad de reproducción asistida a finales de marzo nos dijeron que con dos meses era suficiente, así que en abril de 2013 nos pusieron en lista de espera para una Fecundación in Vitro directamente. Lo normal es que lo primero sea una inseminación artificial, pero por mi historial decidieron directamente una FIV. En teoría la lista de espera era de 6 meses…

La espera fue horrible, y ya estaba bastante mal psicológicamente.

En esos momentos se me pasaban muchas cosas por la cabeza:

• Te sientes súper culpable. Todo el mundo dice que es cosa de dos, que el problema lo podría haber tenido Miguel o los dos, que en estos casos no importa quién tiene el problema… Sí, eso suena muy bien, pero es difícil de llevarlo a cabo. Yo me sentía y a veces aún me siento culpable porque soy yo la que tiene el problema. Si Miguel se hubiera casado con otra chica, seguramente ya tendría hijos, y yo no soy capaz de dárselos. Y de verdad, que entiendo que la gente me diga que es un problema de dos, pero es muy difícil asumirlo. Es inevitable pensar lo que pienso y sentirte mal por no poder dar hijos a tu marido.
• Te preguntas ¿y si no puedo ser madre porque voy a ser una mala madre? Que quería ser madre es algo que he tenido claro siempre, pero a lo mejor no voy a ser una buena madre y por eso no tengo hijos.
• Cuando estaba metida en este túnel era horrible cuando alguien te decía que estaba embarazada. Me hundía en la miseria. Sentía rabia, ¿por qué yo no? Envidia, mucha envidia. Y al rato me sentía peor todavía por haber sentido envidia. Me alegraba mucho por esa persona, por favor, no penséis lo contrario. Pero era eso, ¿por qué ella sí y yo no? ¿Por qué? O incluso ver a bebés, que me encantan, era un martirio.

En esos momentos estaba enfadada con el mundo y todo me hacía daño y me molestaba.

(Quería recordaros que esta etapa ya pasó. Todo esto era lo que pensaba cuando estaba muy mal y ya no me siento así ni pienso lo que pensaba esos días. Os lo cuento porque os estoy contando mi historia, y esto también forma parte de ella. Pero ya comprendo que no tengo la culpa, que no voy a ser mala madre y ya llevo mucho mejor estar con niños y embarazadas, ya os contaré cómo he ido cambiando).

Continuará…